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''La Vida solo es Importante Cuando se Lucha y Cuando se Ama'' Juan Loyola.

miércoles, 2 de enero de 2008

¿Hacia un conflicto de alta intensidad en el sur?

02.01.08
¿Hacia un conflicto de alta intensidad en el sur?

x Vicente Painel S.


La disposición sorda y muda de la presidenta Bachelet frente a la extendida huelga de hambre de los presos políticos mapuche, devela una estrategia de la Concertación de producción de un conflicto de alta intensidad en la zona sur de Chile.
El problema del pueblo mapuche históricamente es un problema de territorialidad, que traducido a la esfera económica es un problema de tierra, pues el problema mapuche es el problema de la tierra. La Concertación, lejos de abordarlo ha preferido disponer sumas importantes de dinero hacia el resguardo folklórico para dejar a los mapuche como pieza de museo y figura decorativa ligada a la exportación del país en busca de la inversión trasnacional (la expresión mas notoria es el turismo), las inversiones en educación y salud resultan cosméticas y propagandísticas, las compras de predios han funcionando en una lógica muy por debajo incluso que la reforma del macetero del derechista Jorge Alessandri en mitad del siglo XX (famosa por su lógica de pequeño alcance, de ahí el nombre macetero).

Ésta constante disposición de la Concertación obedece a su alineamiento con las trasnacionales en general y en particular para la zona sur con las forestales, que ya han costado dos vidas a manos de agentes del estado: el joven comunero mapuche Alex Lemun y el obrero forestal Rodrigo Cisternas (asesinado por carabineros en medio de una huelga el presente año).

El desenlace de ambos asesinatos: absoluta impunidad para los autores físicos y responsables políticos, da cuenta de la estrategia de la Concertación para la solución del conflicto.

La mentada estrategia coincide con la tradición histórica del Estado chileno frente a los mapuche. Hasta mitad del siglo XIX el pueblo mapuche ejercía soberanía desde lo que hoy son la VIII, IX y X regiones [provincias] en el lado chileno hasta lo que se conoce como las Pampas del lado argentino. Era un pueblo prospero, que vivía de la ganadería, el comercio y la pequeña agricultura , su estructura política era federativa y altamente democrática, sus diferencias sociales eran mínimas, nadie moría de hambre, no había niños abandonados, ni guetos, tampoco había concentración abusiva de la riqueza. El Estado chileno en conjunto con el Estado argentino, ya marcados por el carácter dependiente (dependientes de Inglaterra en aquel tiempo), lograron lo que el imperio español no había logrado en cientos de años: el extermino de la soberanía mapuche mediante una tremenda invasión militar cuya duración es de aproximadamente 40 años y que al menos consideró tres etapas: infiltración y pillaje, establecimientos de fuertes, y ocupación por posiciones.

Finalmente, se calcula que el número de mapuches muertos incluidos niños y mujeres superó largamente la cifra de 12.000 (sólo en la fase de ocupación por posiciones del lado chileno). La estrategia de la Concertación frente a los mapuche comulga con aquella línea: provocar un conflicto de alta intensidad. En esta empresa han colaborado no sólo la prensa, no sólo senadores y diputados, también intelectuales que muy irresponsablemente desde fines de los 90 vienen comparando de pésima manera el conflicto con los diferendos vasco, palestino e irlandés, no con una voluntad democrática, sino instalando la noción de la necesidad de operar por parte del Estado una guerra como solución.

Cuestión en que por cierto, el ejecutivo tiene experiencia operativa, prueba de ello es como en los inicios de los 90' decenas de jóvenes terminaron muertos envueltos en una guerra sucia levantada desde el gobierno concertacionista para desmantelar los retazos de formaciones orgánicas que patrocinaron la lucha armada contra la dictadura.

La inviabilidad de la disposición estratégica del gobierno no está determinada por su incapacidad ante un posible conflicto de alta intensidad que el mismo ha ido construyendo, pues el gobierno y el Estado de Chile sabrán ser crueles. La gravedad del asunto es que los niños que han visto a sus familiares en las cárceles, a sus hermanos y hermanas, sus mamás, sus abuelas apaleadas, que han sentido con manitos apretadas la impotencia frente a la impunidad, no se rendirán. La sabiduría mapuche indica que cuando cae un luchador otros diez se levantarán, esa verdad es universal.

El gobierno está fabricando un polvorín y sus esquirlas salpicarán para todos lados. La estrategia genocida, sea un genocidio sutil, simbólico, sea un genocidio abierto, sangriento, sea una estrategia genocida de despliegue por fases y etapas, o un genocidio quirúrgico no lleva a solución, sólo provoca un espiral de sufrimiento. La única estrategia viable es la política.

***

La solución política traerá desarrollo y bienestar, la estrategia del gobierno sólo expande y profundiza el conflicto y las plusvalías de las transnacionales forestales, plusvalías que por cierto no está demás mencionarlo, ni siquiera quedan en Chile.

Boletín Miguel Enríquez

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