Colombia: Paraíso en un pedazo de tierra(artículo de Iván Ríos)

Artículo del compañero camarada Iván Ríos, miembro del secretariado de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia-ejército del pueblo.

Ivan Ríos, miembro del Secretariado Nacional de las FARC-EP


Un pedazo de tierra ha sido y sigue siendo un paraíso soñado, la brega de todos los campesinos colombianos. El esfuerzo madrugador, sudoroso, llovido o soleado de la economía campesina, que tanto le ha aportado al país, ha sido violentado por la fuerza del gran latifundio, siempre en guerra no declarada, escribe Iván Ríos, ntegrante del Secretariado de las FARC-EP

Iván Ríos / Secretariado Nacional de las FARC-EP El campesinado colombiano escribe con su sentido de Justicia y dignidad, páginas gloriosas de nuestra historia. El movimiento de los años 30 a los 50 evolucionó a resistencia armada y se unifico plasmando las reclamaciones democráticas en El programa agrario de los guerrilleros de contenido revolucionario, aprobado al calor de la resistencia de Marquetalia en una asamblea de guerrilleros el 20 de julio de 1964.

Las FARC se convierten en una poderosa vertiente que acompaña, se alienta mutuamente y se identifica con las numerosas y masivas tomas campesinas de lotes, bajo la consigna “tierra para el que la trabaja”. Desde entonces somos inseparables con los campesinos, los indígenas y con todos los trabajadores de la patria que luchan por reivindicaciones comunes y por una transformación a fondo.

En el campo colombiano de hoy, vemos una de las caras de esa verdad que el establecimiento oligarca intenta ocultar con celo y artificios: es que en Colombia están por conquistarse y construirse la democracia y la ruta cierta del progreso colectivo. Nuestra formación económica es atrasada, dependiente y traumática, con los nuevos ingredientes de una etapa internacional correspondiente a la política neoliberal.

La iniquidad galopa y es miseria para 8 millones de campesinos. Hoy los pájaros se llaman paramilitares, se han hecho a una institucionalidad y no dejan escampar el terror. En su última embestida los latifundistas y narcos en manguala, se adueñaron violentamente de más de 4 millones de hectáreas que coinciden con la cifra de 4 millones de compatriotas desarraigados. El uno por ciento de los propietarios posee casi el 50 por ciento de la tierra.

Los usufructuarios del estado de cosas pregonan una falsa modernización del campo; pero la tierra es técnicamente mal utilizada en un 40%. Están forzando un proceso cuyo nombre pre capitalista delata el atraso: acumulación originaria de capital a sangre y fuego.

Coinciden muchos mapas de Colombia en el mismo plano: el de expansión del latifundio, las zonas de recio terror y desplazamiento, el de los megaproyectos que en nuestro territorio desarrolla el gran capital trasnacional, el mapa de la palma africana y de las tierras que están siendo usurpadas a las comunidades negras. El latifundio hace alianza con los grandes capitales internacionales para devorar lo que quede de la economía campesina a través del TLC y de la penetración “con nadadito de perro”, de los peligrosos cultivos, semillas y productos transgenicos.

Por toda esa historia, por este presente y por el futuro que debemos forjar con nuestro pueblo, la bandera del programa agrario de los guerrilleros ondea vigente acompañando todas las luchas de nuestra gente colombiana, porque es la respuesta sencilla y concreta a las demandas no solo del campesinado, sino de la economía colombiana. Porque resume y significa, no solo el pedazo de tierra, sino todas las garantías económicas y sociales que requiere el campesinado para construir su paraíso en una Nueva Colombia.

Iván Ríos. Farc-ep