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''La Vida solo es Importante Cuando se Lucha y Cuando se Ama'' Juan Loyola.

domingo, 22 de julio de 2007

Entre las críticas a Lula y los desafios de construir nuevos espacios, BALANCE DEL QUINTO CONGRESO NACIONAL DEL Movimiento Sin Tierra

Envío especial, Prensa De Frente en Brasilia -ANMCLA.

Los desafíos de una construcción autónoma, democrática, que lucha por una verdadera trasformación social, son numerosos. Con 22 años de vida, el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil realizó entre el 11 y el 15 de junio su 5º Congreso Nacional para definir estrategias para los próximos 5 años. En un Brasil en el que surgieron esperanzas al comienzo del gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), hoy el movimiento más grande de América Latina hace una fuerte crítica a las políticas de Estado y convoca a conformar espacios más amplios de construcción al tiempo que se compromete a “nunca desfallecer y luchar siempre”.

“Pensábamos que era un gobierno popular y que la forma en que hablaba de reforma agraria implicaba una nueva correlación de fuerzas. Veíamos como enemigo principal el latifundio y creímos que el Estado podía ser un aliado”. Entrevistado por Prensa De Frente, Egidio Brunetto, integrante de la Coordinación Nacional del MST, explicó el inicial apoyo del movimiento al gobierno encabezado por Luiz Inacio "Lula" Da Silva. Sin embargo, las señales de que existía una continuidad en el modelo económico se fueron haciendo cada vez más visibles: beneficio empresarial garantizado y reclamos vinculados a la reforma agraria desoídos, crecimiento de la desocupación, entre muchos otros.

A pesar de las políticas aplicadas por Lula durante su primer mandato, el MST decidió apoyar su reelección en la segunda vuelta. Entendían que el entonces gobernador paulista Geraldo Alkmin, su contrincante, encabezaba un proyecto de derecha ligado al Opus Dei, neoliberal y transnacional. Sin embargo, ese apoyo no se ve, aun a la luz de las políticas implementadas por Lula, como contradictorio, pues el MST afirma que "el debate hacia el interior de la organización no lo da un grupo de iluminados que predice hacia dónde ir, sino que se genera por una construcción, una elaboración y un debate permanentes".

El MST rescata su capacidad, como organización campesina y movimiento social, de defender y reivindicar su autonomía durante la estadía de Lula en el gobierno. Los miembros de la dirección del MST aseguran que la conexión con el gobierno tiene que ver con relaciones institucionales y que, aun cuando dentro del Partido de los Trabajadores o de algunos sindicatos muchos tienen simpatía y apoyan la lucha por la reforma agraria, el MST toma sus decisiones y construye sin subordinarse a ninguna estructura. Tal como dice uno de los maestros en los cuales se referencian, Florestán Fernandes: “No dejarse cooptar, no dejarse liquidar y garantizar las victorias para el pueblo”.

El MST caracteriza que en Brasil “la estructura del Estado burgués mantiene los privilegios de las elites y el actual gobierno en su segundo mandato mantiene una política económica de continuidad, que favorece al capital financiero internacional en detrimento de los trabajadores, sigue las recetas neoliberales manteniendo el superávit primario y con políticas que estimulan las exportaciones, prioriza las transnacionales y trata la Reforma Agraria como compensación social".

”Nuestra táctica por un lado es presionar y por el otro construimos. Como movimiento no hacemos la lucha sólo presionando: no podemos esperar que un gobierno resuelva, tenemos que actuar. Este Estado no está capacitado para resolver problemas mínimos del pueblo y la clase trabajadora”.

Tal vez uno de los cuestiones más difíciles de abordar, producto de la cooptación y fragmentación que aplicó el gobierno de Lula, es la alternativa de una herramienta de izquierda amplia, que involucre a todos los sectores y pueda ejercer su presión en las calles. Hoy, salvo el MST, no hay organizaciones que lo puedan hacer. En este sentido, las políticas del MST hacia otras organizaciones y el aporte que hace abriendo sus propios espacios es central para consolidar a quienes mantienen una posición crítica, para construir un “proyecto político, popular, revolucionario, que solucione los problemas sociales del pueblo brasileño, de América Latina y del mundo".

La jornada de lucha del 23 de mayo pasado, en coordinación con organizaciones estudiantiles y sindicales, contó con acciones en las grandes ciudades, paralización en centros de trabajo, manifestaciones en las universidades y tuvo mucha incidencia en la articulación real de los distintos sectores organizados en Brasil. Así lo plantea el MST en la carta de cierre del Quinto Congreso: “A los movimientos sociales les cabe el papel de fortalecer sus organizaciones y la lucha, para que esas victorias electorales representen una acumulación para la clase trabajadora. Sin perder su autonomía política frente a los partidos y gobiernos. Y que en la disputa de proyecto con la burguesía no se pierda el rumbo de los cambios necesarios”.

Entre los desafíos para fortalecer la organización se encuentra el de generar una mayor participación dentro del movimiento. “El MST está empeñado en ser democrático en la toma de decisiones en su construcción social”. Esto implica más y mejores mecanismos de discusión y debate, multiplicación de espacios de formación para los militantes y mucho esfuerzo. En el discurso de apertura, Marina Dos Santos, integrante de la Dirección Nacional del MST, afirmó: “Hay que asumir por entero nuestros sueños y valores humanos, cultivando nuestro espíritu de lucha, para estar siempre a la altura de los desafíos, enfrentarlos, vencerlos, sin dejar ninguna brecha para el virus del capitalismo. Esa es la visión humanista y socialista que tenemos que construir”.

La elección del nombre del Congreso no es un hecho menor. “Reforma Agraria: por justicia social y soberanía popular”, sintetiza la estrategia que se propone el MST en los próximos años. Por un lado, se relaciona con un proyecto económico y social en disputa, la incidencia cada vez mayor del capitalismo en el campo, la pérdida de soberanía constante y el reclamo histórico de reforma agraria, relacionado con la justicia social. Pero no sólo eso. Según explicó Alvaro Santin, “hablar de soberanía popular es enfrentarse al discurso nacionalista, nosotros hablamos de soberanía del pueblo y eso implica construirla con otros valores. Y al hablar de justicia social no hablamos sólo de la reforma agraria, sino que vincula los derechos a la salud, a la educación; los derechos sociales en general”.

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