La Muerte sabía de nuestras vidas..
La Muerte sabía de Nuestras Vidas. (Del Libro inedito ''Tras la Brida de la Esperanza, de Flor de Enero, Por un maní Editores)
''Son tus cartas mi esperanza, mis temores mi alegria
y aunque sean tonterias, escríbeme...escríbeme...''
La lejanía en las faldas de la Patria venída dándose desde una hora cero, del tiempo de combatir la realidad. Era imposible ser certero en el seno de la família, y se pedía, a gritos, con la melancolía y hasta el rencor, de una guerra de liberación que se llevaba un poco del sentimiento más preciado para el humano. Sin duda, bien se sabía por que se luchaba, y ello, al menos, era aliciente para la madre y el padre.
La mujer siempre vivió en Luna llena, como quien dice, del otro lado, oculta en el frío que se dió, para alumbrar el camino, pues las estrellas guiarían la senda justa.
Caminar era el día a día, una completa faena sin descansar, escapando del cerco, buscando alimentos, posesionandose de armamentos para tener mejor táctica de combate y resistencia.
Las botas eran el peso, los senderos y las caminatas, servían de reflexión en un momento necesitado, y allí llegaba el Comandánte del Frente para reunirse con los muchachos, en el café emparentador, cuidando de hacer una fogata pequeña, para que el humo y el olor no fuese alerta para el enemigo. Los cigarros se turnaban de a ronda, es decir, de uno a uno se fumaban el mismo cigarro, en el convite aleccionador del amor guerrillero, que es el compartir hasta la más mínima esperanza y desesperanza, aprendiendo de lo colectivo, cómo dar el salto cualitativo y cuantitativo en torno a la toma del poder y a la organización de las zonas rurales y las zonas urbanas.
Muchos universitarios se vinieron para el monte, buscando el sueño del temple del hombre en una boína y un fusíl, y muchos de ellos consiguieron también la muerte por equivocaciones a nivel de seguridad. Era imposible que se estuviesen quietos, que no salieran fuera de horas, que no flirtearan con las muchachas.
Allí todo se dejó. Cuánto en Urica, cuanto en los TO de la muerte oficial. Manos mutiladas, sueños des-esperanzados. Los mejores años de la vída, los errores y las inconsecuencias de nuestros mandos, que se fueron un día para la ciudad, dejando a la tropa abandonada, con la primera ilusión de patria, para hacer vida política en la falsa pacificación del Estado.
Carache murió en la traición de algún camarada, y con él, se fué quizá la lógica guerrillera más fuerte dentro de nuestros Frentes; la más guerrerista, la más ensimismada de amor en los niños y el campesinado, la locura de hacer la patria un arcoiris de pájaros y flores. El Marxismo -Leninísmo se impuso en la tragedia del buró central del P.C.V. quién, a título personal, decidía el ''qué hacer'', con ésa lógia de la soviética Rusia, y que bien supieron frenar las Insurgencias Revolucionarias en nuestro continente.
¿Y ahora sin caballo cómo andar? A uno siempre le dolera la vejación de los compañeros, los que se pasaron de bando, que dolían más que las muertes cometidas por el enemigo.
''Me hacen más falta tus cartas que la misma vida mía
lo mejor morir sería si algún día me faltaran''
Yo le pedía a ella, del otro lado de la Luna, a la una, que me escribiera, para asir este sueño que quería compartir.
Y ya olvidados por todos, bandoleros en la gloria por escapar por siempre del enemigo, en la maleta del carro, metrallas suficientes para tomar el cielo por asalto, huyendo de cercos policíales y de la guardia nacional a diestra y siniestra, en busca de un banco, para expropiar las miserias del F.M.I. y la banca, los que le quitaban a la población entera para sus viajes a Europa y sus lujos waltdisney and co.
Te lo juro, caía desangrado Cléver, caía yo en la miseria de la sangre, en un charco y una húmeda sensación de grises en mi mente. Las nubes lo éran todo. Para nosotros el credo revolucionario, la muerte esperada en los caminos de los hombres que todo lo convierten en lucha y amor, en la dignidad insurrecta de no pactar y luchar hasta vencer.
Tu carta, tu carta nunca llegó, el destinatario fué mi corazón, que se perdía en el idílio de la locura de esperarte en una hora exacta, esperanzado en la brida de tus brazos, que fueron la metralla que siempre me mataba cuando era yó, que me arriesgaba por amarnos en lo innombrable.
''Tu silencio me acongoja, me preocupa y predispone
y aunque sea con borrones..escribeme..escribeme..''
Flor de Enero
Tras la Brida de la Esperanza.
Flor de Enero
Tras la Brida de la Esperanza.
Etiquetas: abeja maya, Flor de Enero, isla de margarita, la muerte sabía de nuestras vidas, libros, mayíta, Tras la brida de la esperanza
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